La deficiencia de hierro en los cultivos se manifiesta como un amarillamiento intervenal de las hojas jóvenes conocido como «clorosis férrica». Una de las principales causas de esta deficiencia es la alcalinidad de los suelos, pues existe un antagonismo entre los carbonatos y el Fe en los suelos. El pH de un suelo determina la disponibilidad de Fe y de otros micronutrimentos al afectar su solubilidad. El Hierro es el micronutrimento más afectado por esta razón ya que por cada unidad de aumento del pH (entre 4 y 9) su disponibilidad se reduce 1,000 veces, mientras que la disponibilidad de Mn, Zn y Cu disminuye 100 veces por cada unidad de incremento en el pH.

La clorosis férrica comienza a partir de niveles de pH (en agua) superiores a 7.5, sin embargo, la intensidad aumenta con incrementos de pH sobre este valor, probablemente por efectos adicionales del carbonato de calcio (CaCO3).  El control metabólico de la planta para la absorción de Fe desde el suelo sigue los siguientes pasos:

  1. Se libera H+ por las raíces, lo que provoca una reducción del pH en la rizósfera facilitando la solubilización del Fe+3, quelación y reducción a Fe+2;
  2. El hierro ferroso entra a las raíces por un mecanismo de transportadores específicos.
    Otro factor que se relaciona con los síntomas de deficiencia de hierro es la presencia de bicarbonatos (HCO3) en el suelo, pues a partir de 2 mmol/L comienzan a aparecer síntomas, principalmente en árboles frutales como el aguacate, la razón es que el ion bicarbonato es el causante directo de la clorosis férrica en suelos calcáreos. Este indicador suele ser muy utilizado para definir suelos donde se pueden presentar problemas para la absorción de Fe y consideran herramientas adicionales como el uso de quelatos y el empleo de la fertilización foliar.

Los síntomas de deficiencia de hierro

En general los síntomas por deficiencia de hierro son fáciles de reconocer en las hojas. Al inicio se observa clorosis intervenal, mientras que en estados más avanzados la clorosis se generaliza en toda la lámina con las nervaduras verdes. La clorosis o amarillamiento ocurre porque el Fe es necesario para la producción de clorofila la cual es responsable de la coloración verde de las hojas. Cabe mencionar que esta deficiencia no afecta el tamaño de las hojas y se presenta en brotes nuevos, debido a que una vez que el hierro se deposita en las hojas adultas, en condiciones de deficiencia, éste no se removiliza a los brotes nuevos.

Clorosis férrica

En estados más severos de deficiencia de Fe, además de un amarillamiento aparece necrosis marginal, que afecta tanto a las hojas nuevas como a las maduras. Bajo estas condiciones es muy probable una caída de hojas, incluso puede llegar a la muerte de la planta. El nivel de clorofila puede monitorearse directamente en campo a través del medidor SPAD, cuya escala varía entre 0 y 100. Normalmente las plantas sin clorosis férrica presentan valores sobre las 45 unidades SPAD, mientras que con clorosis férrica los valores se encuentran en el rango de 10 a 40. Es importante resaltar que los valores bajos de SPAD no son exclusivos de una deficiencia de Fe, pues también pueden ocasionarse por la deficiencia de otros nutrimentos como nitrógeno y azufre. Otra opción de monitoreo más específica es el análisis de tejido vegetal en un laboratorio confiable, donde se determina el Fe+2, para esto se necesitan muestras frescas de hojas. Una vez obtenidos los resultados, éstos son contrastados con niveles de referencia con los que el laboratorio debe contar de acuerdo a la edad y etapa fenológica del cultivo.

La clorosis férrica y el rendimiento de los cultivos

En un experimento realizado con aguacate, en un suelo con un pH de 8.2 y 3 % CaCO3, donde se midió el nivel de rendimiento de 94 árboles con diferentes niveles de clorosis férrica, se encontró que existe una relación significativa entre el rendimiento y el grado de clorosis férrica. En los árboles con síntomas severos (SPAD 15) en promedio dieron un rendimiento de 3 kg/árbol, mientras que en árboles con síntomas leves (SPAD 40) presentaron rendimientos promedio de aproximadamente 23 kg/árbol. Como dato comparativo, un árbol de aguacate bajo estas condiciones de plantación (6 x 4 m) tiene el potencial de producir entre 35 a 50 kg de fruta.

El exceso de humedad y la clorosis férrica

Como se mencionó al inicio, los bicarbonatos son los responsables directos de la clorosis férrica en suelos calcáreos. Su alta presencia en el ambiente rizosférico produce inmovilización del Fe dentro de la planta al pasar al estado de Fe+3. En el suelo existe un complejo equilibrio, en el que intervienen la respiración radical, el drenaje y la macroporosidad, que define la cantidad de HCO3- en la solución del suelo de acuerdo a la siguiente expresión:

CaCO3+ CO2+ H2O <=> Ca+2+ 2HCO3

El agua de riego comúnmente contiene exceso de bicarbonatos, lo que agrava aún más el problema. Las raíces absorben el hierro como ion Fe+2 u otras formas quelatadas naturales o artificiales. Las plantas difieren en cuanto a su habilidad para tomar el Fe, existiendo plantas eficientes e ineficientes para absorberlo. Las plantas eficientes son capaces de bajar el pH de la rizósfera, con lo cual se produce más concentración de Fe+2, que es el que absorbe y metaboliza la planta. Las plantas eficientes muestran incluso cambios anatómicos en las raíces y además excretan al medio ácidos orgánicos  (ej. ác. cítrico, caféico, avénico, muginéico, etc.), los cuales logran complejar al Fe.

Evita la Clorosis Férrica en tu Huerto Urbano con Estos Consejos Prácticos

La clorosis férrica, que se manifiesta con el amarilleamiento de las hojas debido a la falta de hierro, es un problema común en huertos urbanos. Aquí te compartimos algunos trucos y recomendaciones para prevenir y combatir este problema, asegurando que tus plantas se mantengan saludables y fuertes:

  1. Acidifica el Agua de Riego: Una forma sencilla de evitar la clorosis férrica es ajustar el pH del agua de riego. Puedes añadir unas gotas de jugo de limón (ácido cítrico) o vinagre al agua, lo que ayudará a mantener un pH ligeramente ácido, facilitando la absorción de hierro por las raíces de tus plantas.
  2. Utiliza Sustratos Ácidos: Elige sustratos que tiendan a ser ligeramente ácidos, como el humus de lombriz, para mejorar la disponibilidad de hierro en el suelo. Este tipo de sustrato no solo ayuda a prevenir la clorosis, sino que también enriquece el suelo con nutrientes esenciales para el crecimiento de tus hortalizas.
  3. Añade Elementos Metálicos al Sustrato: Un truco que muchos jardineros emplean es introducir elementos metálicos, como clavos oxidados o trozos de hierro, en el sustrato de las plantas propensas a la clorosis férrica. Estos metales liberan hierro lentamente, lo que puede ayudar a corregir la deficiencia en el suelo.
  4. Elige Plantas Resistentes: Si tu suelo tiende a tener problemas de clorosis, opta por cultivar hortalizas que sean menos susceptibles a la deficiencia de hierro, como la acelga, la espinaca o las legumbres. Estas plantas suelen adaptarse mejor a suelos con pH más alto.
  5. Monitorea Regularmente el pH del Suelo: Realiza mediciones periódicas del pH del suelo para asegurarte de que se mantiene en un rango óptimo (5.5 a 6.5) para la absorción de hierro. Esto te permitirá tomar medidas correctivas rápidamente si el pH comienza a subir.
  6. Aplica Quelatos de Hierro: En casos más severos de clorosis férrica, puedes utilizar quelatos de hierro, que son una forma soluble de hierro fácilmente absorbible por las plantas. Estos se pueden aplicar directamente al suelo o en forma de foliar para una acción más rápida.
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