El jitomate, melón, sandía, calabaza, pepino, chile y más, suelen ser hortalizas rastreras o decumbentes, es decir, que no soportan su propio peso y tienden a inclinarse hasta terminar posadas a nivel de sustrato. El tutorado consiste en ayudar a estas especies brindándoles soporte para mantener su tallo firme; estos tutores pueden ser cualquier material firme en el cual podamos amarrar a nuestra planta.
Hay muchas técnicas para tutorar nuestros cultivos, entre las principales podemos encontrar:
Todas estas son empleadas con la finalidad de lograr mejores resultados en nuestros cultivos, pues esta práctica no solo ayuda a que la planta luzca mejor con el tallo erguido, si no que, con esta práctica se logra un cultivo fuerte y sano. Debemos tener en cuenta que la técnica a emplear dependerá del cultivo que se quiera tutorar, pues recordemos que cada fruto será de un peso y una forma diferente.
Los beneficios de tutorar nuestras hortalizas son:
El tutorado nos permite tener mayor producción en menor superficie, pues al mantener el tallo recto, se obtiene un mejor control de crecimiento, tanto de la planta como se los frutos, también, logra disminuir el riesgo de plagas o enfermedades que se presenta cuando las hojas y el fruto entran en contacto con el sustrato, pues ayudamos a la planta a estar más fuerte y sana al poder recibir mayor cantidad de luz y aireación entre sus hojas, lo cual facilita las tareas de mantenimiento.
Y tú, ¿Cuáles hortalizas tienes con tutor?
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Las calabazas pertenecen al género Curcubita, estas son de la familia de las curcubitáceas (Curcubitaceae), como el chayote, el melón, el pepino, la sandía, etc. Se caracterizan por ser hortalizas trepadoras y contar con zarcillos que les ayudan a sostenerse de las superficies donde se desarrollen, sus flores son de color amarillo y se abren durante la mañana para permitir la polinización y fertilización de estas, sus hojas son grandes y sus tallos están recubiertos por una fina capa de pelillos adaptados como método de protección contra algunos insectos. Es capaz de alcanzar hasta los 10 metros de longitud dependiendo de la especie y de las condiciones ambientales que presente lugar en donde se desarrolle.
Existen aproximadamente 850 especies de calabazas en el mundo, las cuales cuentan con distintas formas, texturas, colores y sabores. Esta hortaliza es originaria de América Central y no fue hasta la llegada de los Españoles, cuando fueron conocidas en Europa; las evidencias arqueológicas muestran que las primeras calabazas domesticadas corresponden a la variedad Cucurbita pepo, las cuales fueron halladas en nuestro país en las regiones de Oaxaca, Tamaulipas y Puebla y se calcula que datan el año 6,000 – 8,000 A.C.; las calabazas han sido de gran importancia en el desarrollo de las primeras civilizaciones, han sido un elemento común y parte fundamental en la agricultura tradicional, es por eso que están presentes en objetos y códices prehispánicos.
La calabaza se consume a lo largo de toda la República, pues es, junto con el maíz y el frijol, la base de la alimentación mexicana y forma parte de varios platillos representativos de nuestras diferentes regiones. Los principales estados productores de calabaza del país son Sonora, Sinaloa, Tlaxcala, Nayarit, Hidalgo, Puebla y Morelos, cabe mencionar que gran parte de la producción total de esta hortaliza, se destina principalmente al mercado internacional de Japón, Canadá y Estados Unidos.
Es una hortaliza muy resistente a las condiciones ambientales, puede adaptarse a suelos secos y pobres, pero los resultados serán mejor si este cuenta con materia orgánica y una profundidad considerable (mínimo 40 cm), es resistente a terrenos con un pH ácido, pues su óptimo desarrollo se da entre 5.5 y 6.5. A pesar de resistir climas fríos, requieren de exposición solar directa, la temperatura óptima comprende un rango entre 32 y 37 °C, pues por debajo de los 10 °C se paraliza su desarrollo. El riego puede ser 2-3 veces por semana, pues requieren de una humedad de 60 – 80%, los riegos son más necesarios cuando empiezan a desarrollarse los frutos. Debemos tener en cuenta que se les debe podar con frecuencia ya que, si se le dejan las hojas en exceso, pueden ser atacadas por los siguientes hongos y enfermedades:
La calabaza es rica en antioxidantes y β-carotenos, la cual, se convierte en vitamina A una vez sintetizada por el organismo; también, contiene vitaminas E y C, las cuales ayudan a la regeneración de las células el cuerpo. Además, podemos encontrar lecitina, tirosina, fósforo y aceites esenciales, en las semillas, razón por la cual, toda la hortaliza es aprovechada en distintos platillos.
Algunos de los beneficios que presenta son:
Esta hortaliza ha formado parte de nuestra cultura a través de los siglos y no solo ha sido utilizada para su consumo alimenticio, sino que también, ha sido empleada con usos medicinales, decorativos y ha pasado a ser un símbolo representativo de las festividades de algunos países, como es el caso de nuestras ofrendas para el día de muertos, las cuales se montan los días 1° y 2 de noviembre con la finalidad de honrar a nuestros difuntos.
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