Aquí todos tenemos sobrinos y amigos que tienen hijos pequeños, y me desconcierta ver cómo estas nuevas generaciones de papás están siguiendo estilos de vida que atentan contra el planeta.
A lo mejor para muchos el tema de cuidar al planeta se les hace un tema trillado, pero yo sí estoy convencido de que, si no empezamos desde ya, muy pronto será demasiado tarde.
Creo que una buena forma de empezar es involucrando tanto a los papás como a los niños. Y la mejor manera es a partir de los alimentos. ¿Desde qué perspectiva?
1. Mamá-Papá: ¿Sabes qué alimentos le estás dando a tus hijos?
2. Niños: ¿Sabías que tú mismo puedes producir súper alimentos y salvar al planeta al mismo tiempo?
Hace poco dimos con un dato de miedo: “Uno de cada dos vegetales frescos contiene por lo menos un pesticida y muchas piezas de fruta o verdura presentan un cóctel de tres a siete pesticidas”. Prácticamente todos los alimentos que llevamos a nuestras casas contienen pesticidas.
Ojo. No decimos que todos los alimentos que compramos en el súpermercado nos harán padecer cáncer o dañarán el cerebro. De hecho, 98 % de los alimentos que se analizan cumplen con la normativa, pues las concentraciones de cada uno de los diferentes plaguicidas se hallan por debajo de los límites máximos legales.
Es decir, en teoría no representan un peligro –pero sí un riesgo– para nuestra salud.
Ante la necesidad de una opción saludable y sustentable, los productos orgánicos se ubican como una excelente opción de alimentación a nivel mundial y están logrando cada vez más adeptos.
El objetivo de la producción ecológica tanto agricultora como ganadera es producir alimentos a través de técnicas que implican el menor costo ambiental y sanitario posible. Esto significa que la producción rechaza el empleo de tóxicos, potencia el uso de variedades locales respetando las estaciones, tiende a reducir la dependencia del petróleo y aboga por el equilibrio natural.
De entrada, al consumir alimentos orgánicos, prácticamente eliminaste el riesgo de que tu familia coma pesticidas y fertilizantes. Ahora que me podrás decir que tú lavas súper bien las frutas y las verduras antes de consumirlas. ¡Eso está muy bien! Pero está comprobado que existen agentes químicos que resisten el agua y el jabón.
Qué fuerte, ¿no?
Bueno, ¿y qué pasa con las verduras congeladas? Las verduras congeladas vienen pre cocidas y las frutas se cultivan rápidamente para alimentar a millones de habitantes, por lo que tanto estas como las verduras son manipuladas con químicos, pesticidas y fertilizantes artificiales, además de que en algunos casos se les altera genéticamente para mejorar su tamaño o apariencia (alimentos transgénicos).
Y ni qué decir de las consecuencias de una mala alimentación. Está comprobado que el aumento de enfermedades como diabetes infantil, obesidad en los niños, hipertensión y cáncer se relacionan en gran parte a lo que comemos.
Así es como nos estamos alimentando. Y no, no es nuestra culpa, pero sí nuestra responsabilidad. La buena noticia es que hay dos formas para ir transformando poco a poco nuestros hábitos alimenticios.
1. Para identificar de qué forma fueron cultivados nuestros alimentos, la Federación Internacional para los Estándares de Productos (IEFPS) desarrolló los códigos PLU (Price Lookup, por sus siglas en inglés). No sé si has visto las calcomanías que luego aparecen en las manzanas o en los plátanos. ¡Ah! Pues esas calcomanías lo que le informan al consumidor es si el alimento se cultivó de forma convencional y fue sometido a pesticidas, si fue genéticamente modificado o si se trata de un producto orgánico (libre de pesticidas y fertilizantes).
Esta información te la dan los cuatro o cinco dígitos que aparecen en la calcomanía:
- El 0 al inicio es para las frutas o verduras cultivadas de forma convencional y utilizan pesticidas.
- Si la calcomanía tiene un código de cinco dígitos y empieza por el número 8, significa que está genéticamente modificada.
- Si la etiqueta tiene un código de cinco dígitos y empieza por el número 9, entonces indica que se ha cultivado sin pesticidas ni fertilizantes.
Está bueno saberlo, ¿no?
2. Pero si lo que quieres es empezar a modificar tu alimentación e irte hacia un estilo mucho más natural y orgánico, definitivamente la opción de cultivar tus propios alimentos es la mejor opción.
¡Hagámoslo natura! Yo te digo cómo.
En El Rincón Verde proponemos una nueva cultura de alimentación a partir de la cosecha de nuestros propios alimentos en espacios reducidos de una manera sencilla, inocua y productiva.
En El Rincón Verde nos preocupamos por desarrollar, impulsar y fomentar el modelo integral de regeneración urbana, basados en la permacultura que tenga como uno de sus fines generar comunidad y provocar el desarrollo de ciudades verdes sustentables y resilientes.
Ahora, ¿te imaginas que tus hijos pudieran tener su propio huerto urbano y fueran ellos mismos los que cultivaran sus alimentos? Esa sería una excelente vía para comprometerlos con el cuidado del planeta. Esto les puede enseñar que, sin importar su edad, son responsables de la naturaleza y que tienen el poder de transformar el futuro.
Tú tienes el poder para crear un mundo mejor con los medios que ya están a tu alcance.